14 de junio de 2022
Por: Amanda Astorga
“Es evidente que la supresión del duelo no se debe a la frivolidad de los supervivientes, sino a una coacción despiadada de la sociedad; ésta se niega a participar en la emoción del enlutado: una manera de rechazar, de hecho, la presencia de la muerte, incluso aunque en principio se admita su realidad.”
Philippe Ariès, El hombre ante la muerte (1977)
En un trabajo interdisciplinario que explora las dimensiones de una problemática poco advertida, la propuesta del Laboratorio teatral “Tenemos que hablar”, ofrece la cara más lúgubre de la desgracia cotidiana y el desgaste que enfrentan trabajadores de mall que han sido testigos de suicidios en su lugar de trabajo; sin recibir ningún tipo de soporte o medida de contención, son forzados a retomar la atención al cliente y realizar labores de aseo, en el desamparo de una máquina que no se detiene ante el dolor y la muerte.
Ya nos advertía Moulián (1998) de la dinámica canibalesca y su compleja relación con la subjetividad del individuo lanzado a la incertidumbre de vivir en las sociedades neoliberales del capitalismo globalizado 1 , sin embargo, algo que aparece hoy con más fuerza es la intrincada red que se halla tras el ocultamiento de la muerte en el espacio del shopping, lo que despierta también la inquietud respecto a por qué se ha expandido la concreción de esta funesta práctica al interior del mall, particularmente en Chile, un país donde la alta tasa de suicidios y el deterioro de la salud mental resulta alarmante.
En vista de lo anterior, “Tenemos que hablar” a través de la obra “La ciudad del futuro”, ofrece una instancia de elaboración colectiva en torno a la problemática del suicidio en espacios públicos, la paradoja de la perfomatividad, el deseo de ser vistos, acogidos en nuestro dolor, en contraste con el afán higienizante de la carpa azul y un mundo que continúa impávido; tiendas abiertas y ofertas irrepetibles.
Asimismo, la producción recoge testimonios de trabajadores anónimos que fueron entrevistados durante el proceso de investigación; personas que han tenido que limpiar los vestigios, recoger restos, trapear sangre y presenciar cómo el cuerpo se desbarata en calidad de desecho. Lo que deja de manifiesto los mecanismos de defensa que se activan; la compartimentalización de los afectos para hacer sostenible la vida ante la posibilidad inminente de ver una vez más otro cuerpo que cae en el olvido.
Ficha artística:
Equipo de Dirección
Elisa R. Modak (Asistencia de Dirección)
Gabriel de Ferrari H (Dirección General y Dramaturgia)
Karen Vásquez Sepúlveda (Dirección Coral)
Mayra Eltit Fuentes (Dirección y Coreografía)
Tamara Cáceres (Dirección Vocal)
Equipo de Arte
Daniela Núñez (Diseño y Realización Integral)
Elisa R. Modak (Diseño y Confección de Vestuario)
Sebastián Mamani Oyarzo (Composición)
Tamara Cáceres (Composición)
Victoria Stewart (Diseño gráfico/arte visual)
Equipo de Producción
Gabriel de Ferrari H (Producción General)
Iriany Chávez Mondaca (Encargada de Comunicaciones y Asistencia de Producción)
Victor Muñoz Lizama (Producción Administrativa)
Elenco
Catalina Hermosilla
Eduardo Vial
Felipe Corrales Quintero
Iriany Chávez Mondaca
Javiera R Missiacos
Juan Carlos Haniez Ortiz
Laura Vila Carrera
María Fernanda Artal
Matita de Arrayán Florido
Nico Arroyo
Paulina Cortes
Pedro Torres Saravia
Ricci
Sherene Zalej
Sofía González D
Valentina Duque
Valentina Godoy
Victor Muñoz Lizama
Colaboradoras
Amanda Astorga
Isa Solar
Vania Medina
Agradecimientos
Franpi
Vale Comparini
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